Lo que un hotel me enseñó sobre lo que realmente nos motiva.
Estos días ando en Brasil, corriendo de un lado a otro como siempre. Hace poco, me encontré con un grupo de personas de auditoría que ya llevan varias semanas trabajando aquí en São Paulo. Entre saludos y una conversación casual, una de ellas me preguntó:
“Oye, Mario, ¿te estás quedando en el Renaissance?”
El Renaissance São Paulo Hotel es un hotel que queda muy cerca de las oficinas donde estamos trabajando. Es práctico, cómodo, y un gran lugar maravilloso para quedarse si vas a pasar mucho tiempo en la ciudad.
En ese momento, como de costumbre, mi lengua fue más rápida que mi cerebro al responder.
“No, ni de chiste. Está carísimo. Me quedé aquí a la vuelta, que es más económico. Para mí, el hotel es solo para dormir, porque estoy todo el día en la calle.”
Noté que mi respuesta la sorprendió un poco. Con una sonrisa me dijo:
“Pues nosotros sí estamos ahí.”
Ahí me detuve a reflexionar. Para mí, que vengo a Brasil varias veces al año y estoy acostumbrado a un ritmo constante de reuniones, clientes y eventos, un hotel es algo transaccional: un lugar donde dejo mis cosas, duermo, y ya.
PERO, para alguien que lleva semanas fuera de casa, en otro país, enfrentando la presión de auditorías largas y días pesados, un buen hotel no es un lujo. Es una motivación. Es ese lugar que ofrece comodidad, descanso, y un poco de estabilidad emocional en medio de una rutina agotadora.
Lo que aprendí de este momento
Ese pequeño intercambio me dejó dos lecciones importantes:
1. Piensa antes de hablar. A veces respondemos desde nuestra perspectiva, olvidando el contexto o las necesidades de las personas con las que hablamos. Es un recordatorio para escuchar más y juzgar menos. Jajaja, mi esencia de líder incómodo.
2. La motivación está ligada a la perspectiva. Lo que para mí es un gasto innecesario porque vengo seguido y mi rutina es estar en movimiento, para ellas es una herramienta crucial para rendir mejor. Después de semanas fuera de casa, un buen hotel como el Renaissance no es solo un espacio cómodo, es un motor que las impulsa a seguir adelante.
Cada quien encuentra motivación en cosas diferentes porque nuestras necesidades y prioridades están profundamente ligadas a quiénes somos y a lo que enfrentamos en el momento.
El mensaje para líderes
Como líder, gerente o emprendedor, es fácil asumir que lo que nos motiva a nosotros también motiva a los demás. PERO, la verdad es que cada persona tiene su propia visión de lo que necesita para rendir mejor.
Tu trabajo no es imponer tus prioridades, sino entender las de tu equipo. Pregúntate:
• ¿Qué los ayuda a sentirse motivados?
• ¿Qué recursos hacen la diferencia para que trabajen mejor y se sientan bien?
Cuando comprendes lo que realmente motiva a quienes te rodean, construyes un entorno donde todos pueden dar lo mejor de sí.
¿Y tú?
¿Cuántas veces has asumido que todos ven las cosas como tú? ¿Qué podrías descubrir si te tomaras el tiempo de entender lo que realmente impulsa a quienes te rodean?
Revolucionemos el liderazgo juntos.